Tras la Segunda Guerra Mundial, la industria automovilística de posguerra en Checoslovaquia no era capaz de satisfacer la demanda de vehículos de sus ciudadanos, y como consecuencia las listas de espera eran excesivamente largas. Esto provocó la aparición de diversas iniciativas privadas que con pocos medios construyeron pequeños coches en plan artesanal o en pequeñísimas series, tales como “E.G.”, “Kreibich”, “JAB”, “TRIGA” o “Tripolino”.

Alois Wolf diseñó el Tripolino, un vehículo de tres ruedas (dos delante y una detrás), con capacidad para dos pasajeros. La carrocería del Tripolino era aerodinámica, y estaba propulsado por un motor Jawa de 2 cilindros y dos tiempos, de 350cc, que se refrigeraba por aire. El motor estaba montado en la parte trasera y ejercía la tracción sobre la única rueda trasera mediante una cadena. La parte trasera de la carrocería del vehículo se podía levantar para proporcionar el acceso al motor. El Tripolino podía alcanzar una velocidad máxima de 115 Km/h (71 mph).

Aunque sólo se conoce la existencia de un prototipo (posiblemente el único ejemplar construido), se sabe que existieron planes para la fabricación de una versión de 500cc, que hubiera alcanzado una velocidad máxima de aproximadamente 150 Km/h (93 mph).

Se sabe que el prototipo del Tripolino todavía existe pero no conserva el motor.