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S.F.E. (Sanglas-Ferrer-Escolá) (1.950) |
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Mi más especial agradecimiento a Claudi Roca y Lluís Pallás por facilitarme la información y el material gráfico que me han permitido confeccionar esta historia, la cual ha sido posible rescatar gracias al relato de Mercé Ferrer, nieta del constructor. |
En la ciudad de Barcelona y durante la posguerra española, las dificultades para conseguir un automóvil o medio de transporte a un precio razonable activaron el ingenio de muchos emprendedores, dando lugar a la aparición de iniciativas que con mayor o menor éxito culminaron en micro-coches. De esa época, son conocidas por ejemplo, marcas como Kapi, Biscuter, Junior o David, cuyos vehículos circularon por las calles de Barcelona y carreteras de Catalunya. Sin embargo existieron otras iniciativas, no tan conocidas, que quedaron en el olvido.
Una de esas iniciativas fue la del coche S.F.E., cuyas siglas proceden de Sanglas, Ferrer y Escolá. El precursor de la iniciativa fue Jaime Ferrer, que regentaba los “Talleres Escolá” de Barcelona, en donde se fabricaban toda suerte de aparatos y maquinaria para suplir de algún modo las muchas carencias de aquella época a nivel industrial.
Ferrer necesitaba un motor y acudió un compañero de estudios, el fabricante de motos Martín Sanglas, que le proporcionó uno de sus motores para que lo utilizara en su proyecto.
Para la obtención del permiso de fabricación, Ferrer acudió a otro compañero de estudios llamado Curell, que tenía una oficina de registros y patentes. Curell, le comunicó a Ferrer que lo intentaría a pesar de que sería muy difícil obtenerlo ya que el Estado Español se negaba reiteradamente a concederlos porque tenía la intención de montar una gran empresa estatal (la futura Seat) que iba a poseer el monopolio de fabricación de automóviles en España.
Haciendo honor al dicho de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, el habilidoso Curell, redactó un permiso para construir carretillas, carretones, remolques, vagonetas, cochecitos de mano… y toda una serie de vehículos de todo tipo sin tracción mecánica, pero incluyó al final de la lista “pequeños turismos”. Curell le dijo a Ferrer que conociendo a los funcionarios Industria no se leerían aquella lista de objetos rodantes hasta el final. Y así fue. La desidia de los funcionarios de Industria propició que a pesar de las indicaciones del Estado Español el permiso de fabricación fuera concedido.
En 1950, con el permiso de fabricación concedido, se inició la construcción del cochecito. La carrocería fue fabricada totalmente a mano, moldeando la plancha a base de martillo. Una vez acabado el artilugio, la familia Ferrer lo bautizó cariñosamente con el nombre de “nene”. Las dificultades para la obtención del permiso de circulación no fueron pocas, pues el artefacto tenía importantes limitaciones y sufrió las mismas pruebas que un coche de verdad. El coche fue finalmente registrado con el nombre de marca “S.F.E.” (Sanglas-Ferrer-Escolá). En 1951 el S.F.E. fue dotado de la matrícula provisional (de color verde) B-151. En enero de 1952 fue matriculado definitivamente con el número B-82.027.
Tras circular durante dos o tres años, el S.F.E. tuvo un accidente en la carretera que va de Caldetas a Barcelona. Llovía, el pavimento era de adoquines y un charco de aceite hizo el resto. Jaime Ferrer quedó bastante maltrecho y estuvo un mes sin poder andar. En el juicio fue declarado culpable del accidente el hermano de Jaime, que se llamada Ricardo, y que era el que conducía el coche en el momento del accidente. El motivo oficial que esgrimió el juez fue no haber ido a la velocidad necesaria (10 km/h) para no haber resbalado en ese punto de la carretera. Lo cierto es que, con la lluvia, no se veía el aceite del suelo y en el juicio se ignoró el principal problema: el caucho estaba restringido y no se permitía cambiar los neumáticos, que estaban completamente desgastados.
Más tarde, el S.F.E. sufrió un nuevo accidente y quedó destrozado. Fue reconstruido nuevamente y se aprovechó para modificar el maletero para conseguir 2 plazas más. El S.F.E. circuló hasta 1957, año en el que fue vendido a un coleccionista, que le introdujo algunas reformas y disfrutó del invento durante bastante tiempo.
Como se ha mencionado anteriormente, en aquellos tiempos, los permisos de fabricación iban muy buscados ya que el Estado Español no los concedía. Aprovechando esa circunstancia, el “famoso” permiso de fabricación obtenido para el S.F.E. fue vendido a un industrial de Reus (posiblemente Reddis). La venta de ese permiso le permitió a Jaime Ferrer recuperar todo el gasto realizado con el coche.
Características del S.F.E.
El S.F.E., era inicialmente un cochecito biplaza, sin puertas y descapotable. La capota se “abrochaba” con bastante dificultad. Estaba equipado con un motor Sanglas de 4 tiempos y una caja de cambios de 4 velocidades. Inicialmente no tenía marcha atrás, aunque finalmente le fue incorporada. Inicialmente no tenía arranque eléctrico (se tenía que tirar fuertemente de una palanca, que tuvo que ser modificada varias veces), pero el comprador posterior se lo instaló. Tenía tracción delantera (el eje de salida de la caja de cambios transmitía la potencia a la caja del diferencial mediante una cadena "Galle" como la de las bicicletas). Tenía freno directo de tambor y faros con luces de posición, de cruce y largas. La llave de contacto era un mando alargado en forma de ratoncito con clavija que hacía contacto al hundirla a fondo (al girarla realizaba los cambios de luces de los faros). No tenía velocímetro ni cuentakilómetros. Disponía de piloto y amperímetro para comprobar la evolución de la carga de la batería. No tenía indicadores de niveles de gasolina y aceite, y tampoco tenía intermitentes. El limpia parabrisas se accionaba manualmente girando un botón.
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