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RALLY (1920 - 1933) |
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Hubo un tiempo en el que un fabricante de automóviles podía producir sólo una pequeña cantidad de unidades al año y sobrevivir. Era una época en la que la mano de obra especializada era relativamente barata y el precio de los coches venía dado en gran parte por los materiales empleados en su construcción.
Pequeños fabricantes especializados fueron capaces de construir coches bajo pedido y ganar lo suficiente para poder pagar las horas de la mano de obra especializada y los materiales utilizados mientras hubiera una cantidad suficiente de clientes que pudiera permitírselo. En esa época existió un gran número de pequeños fabricantes de automóviles que sobrevivió hasta los años treinta, momento en el que la recesión económica se encargó de que tan solo los más famosos fueran capaces de sobrevivir.
Rally fue uno de estos pequeños fabricantes franceses ubicado en Colombes, Seine, que empezó en 1921 transformando “sidecars” Harley-Davidson en “cyclecars”, y que compitió con marcas francesas tan conocidas como Amilcar (ver historia) o Salmson (ver historia). Esta empresa se ganó rápidamente una reputación como constructor de coches rápidos y de alta calidad.
En 1922 construyó varios “cyclecars”, siempre con motores bicilíndricos Harley-Davidson V 987cc. Ese mismo año, Rally presentó su primer coche con motor de 4 cilindros, al que le siguieron numerosos modelos dotados con motores tan diversos como SCAP, Chapuis-Dornier o Ruby de entre 900 cc y 1100 cc.
Prácticamente todos sus coches eran abiertos, de 2 plazas y particularmente diseñados para ser utilizados en carreras sobre carreteras y caminos normales, de ahí el nombre de la marca. Los coches deportivos Rally también participaron en carreras de circuito como las 24 horas de Le Mans.
Los mejores modelos producidos por Rally fueron los tipos ABC, NC y NCP, todos ellos producidos desde finales de los años veinte hasta principios de los años treinta.
En 1931, Rally presentó sendos coches con robustos chasis Salmson modificados y motores Salmson de 1300 cc.
Debido a que la mayoría de estos coches fueron construidos bajo pedido, cada uno de ellos podía considerarse más o menos como ejemplar único. Generalmente en esa época, los motores que propulsaban los coches Rally procedían de fabricantes externos y podían ser elegidos por el cliente, siendo utilizados principalmente motores SCAP.
A diferencia de Amilcar o Salmson, Rally no se apartó prácticamente nunca de los diseños de competición que le habían proporcionado la lealtad de sus clientes. Este aspecto provocó la caída de la marca en 1933, cuando la demanda de sus coches exclusivamente deportivos descendió tanto que no le permitió sobrevivir, al carecer de otros diseños más prácticos y de uso más cotidiano.
La cantidad tan limitada de automóviles que fabricó Rally provocó que la marca apenas fuera conocida fuera de Francia y esta fue la causa principal por lo que la marca fue pronto olvidada. Por suerte sus leales clientes guardaron y mantuvieron celosamente sus coches lo que ha mantenido la marca viva hasta nuestros días.
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