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KOLLER - (1.959 - 1.960) |
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La historia del coche KOLLER está ligada a Alberto José Koller, un argentino de nacimiento que viajó a Suiza a los 6 años, cursando allí la escuela primaria. Debido a la guerra en Europa, a los 14 años de edad, regresó con su familia a Argentina y se estableció en Buenos Aires y a los 20 años de edad empezó a trabajar como oficial de tornero.
En 1944 se asoció a José Héller y juntos fundaron “Koller y Héller SRL” con el objetivo de fabricar muebles de acero. Catorce años más tarde, en 1958 fundaron “EKIS S.A.” (Establecimientos Koller Industrias Santafesinas, S.A.), e inmediatamente empezaron a fabricar matricería para fabricar automóviles. Muy pronto, EKIS S.A. empezó a ser conocida por su actividad industrial orientada a la construcción de plataformas y remolques para el transporte rural y urbano, y disponía de una amplia gama de productos que incluía plataformas y remolques reforzados de dos y tres ejes, depósitos sobre ruedas para riego, semi-remolques de 1 y 2 ejes y pequeños remolques de dos ruedas.
Al poco tiempo, los propietarios de EKIS S.A. y algunos directivos, crearon una firma independiente, con el objetivo de fabricar un pequeño automóvil de tipo familiar y bajo coste que, en aquel momento no tendría competencia en el país. En noviembre de 1959, fue anunciada en un catálogo la presentación del automóvil KOLLER, el cual iba a ser producido de forma inminente. El KOLLER había sido diseñado en la propia empresa, cuya sede estaba ubicada en la Ruta 9 en Carcarañá, en la provincia de Santa Fe.
El concepto del coche KOLLER recordaba a las tendencias de estilo europeas de aquel momento y su producción en serie se llevaría a cabo basándose en técnicas de producción de la industria norteamericana. La aportación inicial de capital para la constitución de la sociedad iba a ser realizada por la propia EKIS S.A., y se invitaba a inversores nacionales y extranjeros a participar en la misma mediante la suscripción pública de acciones. La representación, distribución y venta, se realizaría a través de la extensa red de 200 concesionarios que Koller poseía en todo el país.
El coche Koller era un vehículo de tipo medio, con capacidad para cuatro pasajeros. Su carrocería tipo sedán de dos puertas, estaba realizada en resina poliéster reforzada con fibra de vidrio, fabricada bajo licencia de Scott Bader & Co., de Wellingborough, y se presentaba pintado en dos colores (bitono), rojo y blanco. El diseño estaba inspirado en los modelos europeos de la segunda mitad de los años 1950, en particular sus líneas recordaban al Opel Olympia Rekord alemán, que había sido importado a Argentina por la General Motors local a partir de 1957.
La carrocería estaba montada sobre un chasis de tubos de acero soldados, cuyo peso era de tan sólo 800 kilos, y los neumáticos, de 560x13, estaban decorados con una banda de color blanco. Los frenos eran a tambor en las cuatro ruedas accionados hidráulicamente. El de mano, era de accionamiento mecánico sobre el eje trasero. La suspensión delantera era independiente con resortes a espirales y amortiguadores hidráulicos tubulares. La suspensión trasera presentaba un esquema de eje rígido con ballestas longitudinales y amortiguadores hidráulicos tubulares. La distancia hasta el suelo del coche era de 17 centímetros y su radio de giro mínimo era de 9 metros. Sus medidas eran 3800 mm de largo, 1445 mm de ancho, 1270 mm de alto, y la distancia entre ejes era de 2090 mm.
Estaba equipado con un motor Wartburg de tres cilindros y dos tiempos, de 900 cc y 37 hp de potencia. Era el mismo motor que equipaba a los Graciela de DINFIA y que la empresa estatal importaba de Alemania Oriental. La transmisión estaba confiada a una caja de cambios de cuatro velocidades hacia adelante y marcha atrás, y la palanca de cambio se encontraba en la columna de dirección. La tracción era trasera.
El primer prototipo fue construido en 1959 y fue exhibido en Rosario entre los días 18 y 24 de octubre de ese mismo año. La carrocería, pintada en dos colores, presentaba un impactante color rojo brillante, con el techo y parte de los laterales en color blanco sobriamente enmarcado con tiras cromadas que le daba un gran contraste. Las ruedas estaban completamente cubiertas por tapacubos metálicos impecablemente cromados. El mismo prototipo fue presentado el 3 de diciembre de 1959 en la planta baja del local de Harrods situado en la calle Florida de Buenos Aires, donde llamó mucho la atención y despertó la curiosidad y el interés del público en general. La ocasión fue propicia para anunciar oficialmente los planes de fabricación a partir del año siguiente (1960) y su comercialización desde el segundo semestre a un precio de 230.000 pesos.
A pesar de la publicidad realizada, el proyecto no prosperó y la producción en serie nunca se inició. La empresa había llegado a enviar técnicos a Inglaterra para perfeccionar el diseño del vehículo, pero al poco tiempo y debido principalmente a la falta de apoyo financiero, la compañía empezó a tener dificultades económicas.
Se llegaron a fabricar tres prototipos, de los cuales tan sólo dos estaban totalmente terminados. El primer prototipo lo adquirió un tornero de la empresa y el segundo lo compró un hombre llamado Mario Laus, que lo utilizó durante dos años e hizo viajes a Tostado y Mar del Plata. Según testimonio del propio Laus, viajaba con el coche KOLLER a 140 kilómetros por hora, y era un automóvil muy vistoso que a todos llamaba la atención. A pesar de que jamás tuvo problemas con él, a los 2 años lo cambió por un Fiat 600.
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