|
CARIOCA - (1.955) |
|
Un poco de historia
Esta es la historia del segundo sueño de Preston Tucker, el Carioca, un coche que nunca pasó de la fase de diseño. En 1948, Preston Tucker (ver historia Tucker), despertó la preocupación de los grandes fabricantes de automóviles de Detroit al presentar su proyecto de automóvil, en el que se incorporaban grandes avances tecnológicos. Algunas fuentes afirman que los grandes fabricantes de automóviles propiciaron que Tucker fuera investigado por la SEC (Agencia independiente del Gobierno de los Estados Unidos de América que regula y fiscaliza la emisión de valores mobiliarios (acciones, bonos, etc...) y su intercambio, teniendo jurisdicción sobre bolsas, corredores, agentes, etc...). Además, para agravar la situación, la investigación de la SEC y los sumarios fueron filtrados a la prensa, haciendo hincapié en ciertos aspectos del trabajo de producción del coche de Tucker que no funcionaban muy bien en apartados como la calidad o la fiabilidad, sin tener en cuenta que no eran modelos definitivos sino prototipos.
Todo esto llevó a una situación de pánico entre los compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas de Tucker, que veían peligrar sus intereses. La planta tuvo que ser cerrada y sus empleados tuvieron que ser despedidos. Tucker fue llamado a juicio y finalmente absuelto, pero el mal ya estaba hecho, su fábrica y sus activos fueron embargados y únicamente se llegaron a fabricar 51 unidades del Tucker Torpedo en 1948. Muchos expertos coincidían y aún hoy coinciden en afirmar que si a Tucker le hubieran permitido trabajar y producir su novedoso y revolucionario automóvil, hubiera cambiado la historia y habría hecho tambalear a los grandes y tradicionales fabricantes de automóviles de Detroit.
El coche "Carioca"
Hasta la década de los años 1950, Brasil no tuvo fábricas de automóviles própias. En las líneas de montaje existentes, sólo se utilizaban piezas y proyectos importados. La producción nacional era prácticamente nula y para revertir la situación y fomentar el crecimiento de la industria nacional, incluyendo los automóviles, el gobierno del presidente Getúlio Vargas creó la Comisión para el Desarrollo Industrial, nombrando al entonces almirante Lúcio Meira como responsable del área de la industria automotriz. En 1953, Lúcio Meira viajo a Estados Unidos en busca de inversores y empresas interesadas en la producción de automóviles en Brasil.
Por aquel entonces y, al parecer, sin relación directa con las gestiones de Lúcio Meira, Preston Tucker se había trasladado a Rio de Janeiro. Le habían diagnosticado un cáncer de pulmón y quería ser visitado por el médico estadounidense William Koch, que se había establecido en Brasil desde que había sido acusado de charlatanería en Estados Unidos por tratar de curar tumores sin drogas ni radioterapia. Es por esta razón que algunas fuentes afirman que la búsqueda de un tratamiento para su enfermedad fue el verdadero motivo del viaje. Con independencia del verdadero motivo de su viaje, el visionario Preston Tucker se dio cuenta enseguida del prometedor futuro que tenía un país tan grande, que estaba en pleno proceso de desarrollo y que todavía no había propiciado la producción de automóviles. Tucker abrió una oficina en la calle Mayrink Veiga, en el centro de Río de Janeiro y ese mismo año, ya de nuevo en Estados Unidos empezó a diseñar su próximo proyecto, teniendo en cuenta los mercados emergentes. Inicialmente proyectó un taxi con el asiento del pasajero enfrentado a la parte trasera del automóvil, pero pronto abandonó la idea.
A principios de 1952, Preston Tucker se reunió con el diseñador Alexis de Sakhnoffsky (conde Alexis de Sakhnoffsky), famoso a principios de siglo por sus diseños aerodinámicos, y de esa reunión nació la primera idea del "Carioca", en homenaje al país y la ciudad donde Tucker comenzaría la construcción de su sueño. La primera reunión con Alexis de Sakhnoffsky tuvo lugar en el taller de mecánica de Preston Tucker, en Ypsilanti, Michigan. A pesar del desastre económico, Tucker había logrado salvar su taller con las máquinas. En aquella reunión, Preston Tucker presentó a Alexis de Sakhnoffsky las ideas básicas de su nuevo concepto. Para el "Carioca", Tucker planeaba utilizar el máximo número de piezas disponibles, y un mínimo número de piezas nuevas, con un ensamblado simple. Consciente de las dificultades, pero fascinado por la idea de asociarse con un hombre tan increíble como Preston Tucker, Alexis de Sakhnoffsky se comprometió a presentar algunas ideas para el diseño del nuevo concepto de Tucker.
El "Carioca" fue diseñado para ser un automóvil de gran producción y de conducción divertida. El objetivo era un diseño deportivo e inusual, con un buen rendimiento y precio asequible. Para optimizar el proceso de ventas se consideró la posibilidad de fabricar el automóvil completo pero venderlo como kit y para ello utilizar la gran cantidad de talleres existentes en Brasil que no habían conseguido trabajar para ninguno de los 3 grandes: Ford, Chevrolet o Chrysler. El exterior tenía una cola diseñada por Miller, con aspecto deportivo y con la particularidad de tener sus cuatro guardabarros montados separadamente y de forma independiente, los cuales se podían retirar con facilidad para proceder a su limpieza. Tucker había estudiado que, los guardabarros pegados totalmente a la carrocería se convertían en un depósito de barro y alquitrán que añadían peso al automóvil de forma innecesaria.
El interior, tenía capacidad para cuatro pasajeros y disponía de un tablero muy simple con un gran velocímetro, dentro del cual estaban: el amperímetro, el indicador de combustible, el indicador de la presión del aceite del motor y el indicador de temperatura. El "Carioca", de igual manera que el Tucker Torpedo original, fue diseñado para ser un automóvil con motor trasero. Preston Tucker creía que un automóvil con motor trasero ofrecía ventajas tales como; menor ruido, disponer de una parte delantera más estilizada y ofrecer mayor seguridad a los pasajeros en caso de colisión frontal. El Carioca estaría equipado con un motor de 4 cilindros y 100 hp, que le permitiría alcanzar una velocidad máxima de 160 km/h. La parte más costosa de la producción sería la fabricación de los paneles de la carrocería. Algunas partes serían metálicas, como el capot y la tapa trasera del motor.
Uno de los mayores entusiastas del proyecto fue el ex gobernador de San Pablo y candidato presidencial en 1955 Adhemar de Barros (famoso por el lema “roba pero haz”). Para él, el "Carioca" era el automóvil ideal para su ciudad y le ofreció enormes beneficios a Tucker para construir su fábrica en la ciudad. Preston Tucker no acepto argumentado que el clima de San Pablo no era bueno para su salud, pero la verdad era otra. Tucker quería regresar a Estados Unidos y “vengarse” de sus enemigos de Detroit . La portada de la revista Life Car de diciembre de 1955 definió al "Carioca" como “El nuevo automóvil secreto de Preston Tucker”. En la entrevista, Tucker afirmaba que se había propuesto producir su nuevo automóvil en otros países, pero que daría preferencia a los Estados Unidos hasta que se agotasen las posibilidades.
Mientras tanto, el recién elegido presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek ofrecía a Preston Tucker una serie de incentivos fiscales para la producción del "Carioca" en tierras brasileras, pero la enfermedad de Tucker avanzaba y su salud era tan frágil que en un vuelo a Estados Unidos tuvo que recibir oxígeno para ayudarle a respirar. En diciembre de 1956, Preston Tucker murió de neumonía. Sin embargo, su amigo Alex Tremulis, afirmó que la verdadera causa de la muerte fue “el corazón roto”.
Es difícil, si no imposible, predecir lo que hubiera sido de la industria automotriz brasileña si Preston Tucker hubiera logrado alcanzar la segunda parte de su sueño, fabricando finalmente el Carioca en Brasil, pero no pudo ser. Sus automóviles aportaron soluciones avanzadas a su tiempo. Preston Tucker fue la persona adecuada en el momento equivocado.
|