AUTHI



Una empresa espanola que irrumpió en el sector del automóvil y tuvo excelente acogida en un principio fué AUTHI (Automóviles de Turismo Hispano Ingleses S.A.).

Construían bajo licencia de la BMC (British Motor Corporation) y más tarde de la BLMC (British Leyland Motor Corporation).

Los coches construidos fueron en un principio los Morris y MG 1100 y después, los Mini, así como los Austin y Morris con motor 1300 y, al final, los Victoria que no eran sino un reestilo de estos últimos, efectuado por Michelotti, y que se construían también en Sudáfrica.

Esta empresa estaba fuertemente participada por la firma Nueva Montaña Quijano, que tenía estrecha relación con el mundo del motor ya que producía numerosas piezas para diversas compañías del sector.

La fama de los Morris y MG 1100, así como el éxito formidable de los Mini, hicieron que la aparición de estos coches se esperase con verdadera expectación.

El concepto de coche popular con motor delantero transversal, en lugar del clásico motor longitudinal trasero, así como la tracción delantera en lugar de trasera, habían revolucionado la industria del automóvil y, en España, sus potenciales adversarios eran los Simca 1000, Renault 8, Seat 850 y, como no, el Seat 600. Era pues una nueva generación de automóviles y no solo una nueva marca lo que la gente esperaba. Por si fuera poco, los éxitos de los Mini en rallyes, en especial en el de Montecarlo, incrementaron su fama.

A pesar de todo esto, los Authi fueron un fracaso y una de las razones de ello fue que, desde el punto de vista de calidad, los AUTHI sufrieron una multitud de problemas inimaginables en los años 60. La propia BLMC tuvo que hacerse cargo del tema, pero en esos años se iniciaba ya la reorganización (de alguna manera hay que llamarla) de la industria del automóvil británica que entró en una grave pérdida de competitividad, y dificilmente podía BLMC atender los problemas de fuera cuando tenía tantos en su casa.

¿Como acabó la historia? Pues, tras la inevitable crisis y con el fin de evitar el cierre de la fábrica de Authi en Navarra, se decidió que Seat se quedase dicha factoría.

En 1975, el Estado, vía INI y éste vía Seat, debía correr con los gastos del fracaso de Authi. Se trataba de comprar la paz social y se le exigió a Seat quedarse con la fábrica de Authi.