Y cuanta razón tenía el que
le dio tan dudoso honor. El coche más feo del mundo existe y es americano.
En 1957, un sacerdote de
Nueva York, el padre Alfred Juliano, puso todo su dinero y empeño en construir
el que según él sería el coche más seguro del Mundo, el
Aurora, un prototipo de coche de casi
6 metros de largo, con unas formas un tanto peculiares.
Montado sobre el chasis de un
Buick, la inteción de la “Aurora Motor Company” era venderlo con 3 motorizaciones
distintas, pudiendo elegir entre motores Cadillac, Chrysler o Lincoln.
Aparte de que el diseño de
este prototipo no acompañaba, sólo se llegó a construir una unidad por la
cantidad de fallos y desajustes que tenía, y es que 30.000 dólares eran
demasiado dinero para 1957. Esto llevó al padre Alfred a la bancarrota total y a
desistir en el empeño de producirlo en serie.
Entre los muchos y dudosos
avances de los que disponía, se pueden destacar la barra de dirección
telescópica o la luna delantera con forma ovalada hacia el exterior, para así
evitar que el conductor pudiese chocar contra ella en caso de accidente frontal.
Otro de los sistemas de seguridad incluidos en este coche, era que los asientos
podían girar 180º sobre un eje vertical, para girarte tu mismo en un accidente
frontal, consiguiendo así llevarte el golpe de espaldas (cosa ilógica en estos
tiempos).
10 años después de que el
padre Alfred fuese a la bancarrota y abandonase el proyecto, y tras pasar por
las manos de varios propietarios, el “Aurora” fue abandonado en un desguace en
Connecticut. Y allí permaneció, hasta que Andy Saunders lo descubrió por
casualidad en una revista en 1993. Se interesó por él, y tras 12 años de difícil
restauración consiguió completar su restauración con la finalidad de venderlo a
algún museo del automóvil en Estados Unidos.