AMÉDÉE BOLLÉE (padre) - (1.844 - 1.917)



Ocurre en ocasiones que cuando me pongo a investigar para recopilar datos y construir una historia, cae en mis manos el trabajo realizado anteriormente por otras personas que como yo aman la historia del automóvil y que en su día se tomaron la molestia de escribir para los demás un relato histórico para que esa historia no se pierda y no caiga en el olvido. Este es el caso de esta historia, la cual he encontrado en http://mini.43.free.fr/bollee.html escrita por Trierry Trezel, al cual agradezco su trabajo. Mi único mérito ha consistido en traducir literalmente casi todo el contenido de su relato.


Un poco de historia

Amédée (Amédée-Ernest) Bollée (padre) es uno de los pioneros de la locomoción motorizada en Francia. Su primer coche, “l'Obéissante”, lo fabricó en 1873. A este le siguieron “La Mancelle” en 1878 y “La Nouvelle” en 1880, así como otras creaciones bautizadas como "Marie Anne", “L'Avant-Courrière”, “La Rapide”, o “La Julia”.

Amédée Bollée (padre), nació el 10 de marzo de 1844. Este humilde fabricante de campanas, fue uno de los primeros en construir un automóvil. Los orígenes de la familia Bollée son antiguos. Las primeras huellas aparecen en torno a 1715 con la aparición de una familia con ese nombre, explotadora de una fundición de campanas. En aquella época, la familia Bollée estaba compuesta principalmente por personas sin hogar, que vivian en capillas, iglesias y catedrales, en donde fundían y fabricaban las campanas bajo pedido. Para ello, cavaban pozos y construían hornos en el mismo lugar, ya que era más fácil fabricar la campana en el sitio, que transportarla desde una fundición a su lugar de destino.

En 1838, los ferrocarriles habían experimentado un enorme desarrollo, de tal manera que el transporte de las campanas se hizo mucho más fácil. Ello propició que los artesanos de esa sedentaria profesión pudieran empezar a afianzarse en un territorio, y esa fue la elección de dos miembros del clan Bollée, que se convirtieron en fundidores y fabricantes de campanas como lo había sido su abuelo. El primero se llamaba Jean-Baptiste-Amédée Bollée (1812-1912), que durante el invierno de 1838/1839 se instaló en la localidad de Oucques. Más tarde se trasladó a St-Jean de Bray, cerca de Orléans. El segundo se llamaba Ernest-Sylvain Bollée.

Los ancestros

En 1839, Ernest-Sylvain Bollée (1814-1891), se trasladó de Haute-Marne a La Flèche y más tarde a Angers. Tras las inundaciones del Loira, se trasladó nuevamente con la intención de echar raíces a Sainte-Croix, a tres kilómetros de Le Mans. Allí construyó su primer horno en la rue Sainte-Hélène, que entró en funcionamiento en noviembre de 1842.

Mientras tanto, en Saint-Jean de Bray, se desarrolló la empresa de Jean-Baptiste-Amédée Bollée. A su muerte, tomó el relevo su hijo Georges (1849-1930), más tarde su nieto Louis (1878-1954), su bisnieto Dominique y su tataranieto. Una empresa familiar que aún hoy perdura en Le Mans.

Ernest-Sylvain Bollée, no quería pasarse la vida fabricando campanas y en 1857 inventó y patentó un tipo de bomba hidráulica. Más tarde adquirió la patente francesa de un ingénio eólico y también ideó locomotoras de vapor. En 1860, su empresa estaba en pleno apogeo pero estaba gravemente enfermo y empezó a preparar su sucesión. Poco a poco, fue delegando su negocio a sus tres hijos.

La sucesión

En 1884, Ernest-Sylvain tomó la decisión de transferir de forma permanente su negocio a sus hijos. Para ello, separó sus propiedades en tres partes. Amédée-Ernest (1844-1917), el hijo mayor de Ernest-Sylvain, heredó la fundición de campanas, actividad principal de la empresa familiar. Ernest-Jules heredó la producción de los sistemas hidráulicos en unos nuevos locales situados en la rue des vignes. Por último, el hijo más joven, Auguste-Sylvain (1847-1906), heredó el control de la fábrica de turbinas eólicas. Este último se vendería el negocio en 1898 para convertirse en pintor. Al mismo tiempo, la empresa de Saint-Jean-de-Bray gestionada por tíos y primos también se expandía.

Antes de que Ernest-Sylvain Bollée distribuyera su herencia, su hijo mayor, Amédée Bollée ya había invertido unos buenos años de su vida en revolucionar el automóvil, y esta es nuestra historia.

El automóvil

En 1867, Amédée-Ernest caminaba por los pasillos de la exposición universal de París anunciando con orgullo el nacimiento de su primer hijo, Amédée Junior. Paseando por los estands, se quedó admirado ante una máquina increíble, un "vehículo de vapor". Ese día, Amédée Bollée descubrió una nueva vocación. Se convertiría en fabricante de automóviles.

En aquella época, los británicos eran los únicos que se habían aventurado en la construcción de máquinas rodantes dedicadas al transporte de personas. Se trataba más bien de diligéncias motorizadas, que estaban todavía muy lejos de los primeros coches de finales del siglo XIX. Si bien Cugnot (ver historia) es reconocido como el primero en haber construido un coche con tracción mecánica accionado por vapor, fueron los ingleses los que propiciaron el desarrollo de esa industria. En Francia, Amédée será el primero en construir un vehículo con tracción mecánica para uso individual y familiar.

Amédée había empezado como aprendiz en la fábrica familiar a la edad de 12 años.  A los 29 años, heredó el liderazgo de la compañía y se hizo con una reputación internacional en la fundición de campanas. A través de su inventiva y su enfoque científico, desarrolló la empresa y se convirtió en un importante industrial de la Sarthe. Tras descubrir aquel Omnibus de vapor en la exposición universal, su lado más curioso y su pasión por la técnica lo empujaron a aprender más acerca de esa increíble mecánica. Esa máquina, que reagrupaba su mecánica en la parte trasera, era muy diferente a los pesados y lentos tractores difíciles de manejar. Estaba destinada al transporte colectivo o al transporte de cargas pesadas aunque a menudo era rechazada por la población por el peligroso uso de sus dispositivos. Pero Amédée Bollée pensaba en otra cosa. Su idea era desarrollar un automóvil de vapor fácil de manejar, seguro, tranquilo, limpio y rápido para su propio uso, tanto a nivel personal como familiar. Estaba todavía lejos de pensar que algún día su talento podría estar a disposición de una eventual clientela. Partiendo de su innovador concepto, inició el estudio y desarrollo de su futura primera máquina.

L'Obéissante (el obediente)

Tras el nacimiento en 1870 de su segundo hijo Leo, Amédée Bollée se construyó un pequeño taller en la casa de su padre y empezó a pensar en su futuro proyecto. Tras haberse dedicado a la fabricación de armas debido a la guerra, la empresa familiar volvió a la siempre rentable producción de campanas, lo que permitió a Amédée disponer de un valioso tiempo para disfrutar de su investigación. Paralelamente a la dirección de su fábrica, reanudó la construcción de su primer automóvil. Los primeros diseños y bocetos de “L'Obéissante”, vieron la luz en otoño de 1872. En 1873, la máquina estaba casi terminada. Amédée puso a prueba su vehículo transportando a una docena de personas y las pruebas resultaron convincentes. Para construir su máquina, Amédée tuvo que resolver algunos problemas que le llevaron a inventar soluciones innovadoras. Inventó una caja de cambios y ruedas independientes. También ideó un tren delantero con diferencial utilizando un sistema patentado en 1816 que había sido olvidado. El sistema consistía en cadenas enrolladas sobre engranajes elípticos, permitiendo que la rueda interior girara diferente, ofreciendo una dirección geométricamente correcta. Patentó la solución y gracias a ese sistema Amédée creó el primer vehículo equipado con dos ruedas de dirección delanteras que pivotaban en los extremos de un eje fijo cuya orientación varíaba en función de la curva. Con la adopción de las ruedas suspendidas independientemente una de otra, se reducían considerablemente las sacudidas.

Para la mecánica, Amédée optó por motores de vapor de dos cilindros compactos en V, con una inclinación de 90º. La caldera era vertical de tipo Field, muy eficiente y ahorradora de espacio. Cada motor desarrollaba 20 hp y estaba asignado a una rueda. Con un consumo de 360 litros de agua se recorrían 25 km, alcanzando velocidades de hasta 40 km/h. Otra innovación: Amédée adoptó un principio que es la misma base de los automóviles modernos. Todos los elementos de control de la máquina estaban situados alrededor del volante de dirección. Todos los instrumentos de control y regulación estaban al alcance del conductor, el cual estaba situado en la parte delantera y ya no tenía que ocuparse de mantener la presión del vapor.

El éxito de las pruebas llevo a Amédée a solicitar a las autoridades permiso para circular. El Ministro de Obras Públicas en ese momento era Caillaux, el cual quedó impresionado por la máquina y dió su permiso a Amédée para que pudiera circular en cinco demarcaciones seleccionadas. No obstante, antes de cada trayecto, Amédée debía cumplir algunas disposiciones legales relativas a “los inconvenientes del humo y las cenizas arrojadas por la caldera”. Al parecer, el cuidado del medio ambiente era ya una preocupación en aquella época. Entre esas disposiciones, Amédée debía notificar tres días antes de cada trayecto o viaje, a un ingeniero del departamento, los detalles del itinerario a seguir. Amédée obtuvo su primer permiso de salida el 21 de mayo de 1873, convirtiéndose en el primero en obtener de las autoridades un permiso de circulación para una máquina y su conductor.

1874 - 1875

El año 1874 fue consagrado a los ensayos y pruebas. Con su permiso, Amédée pudo mejorar el desarrollo de su coche mientras lo conducía por el departamento de la Sarthe. Equipado con una carrocería descubierta "l'Obéissante" disponía de un techo tapizado con cortinas laterales para mayor comodidad. Mostrando su coche al público parisino Amédée empezó a obtener popularidad y a reconsiderar su futuro.

En 1875, Amédée obtiene permiso para ir a París en su coche. Por lo tanto, va a cubrir 230 kilómetros a bordo del "l'Obéissante", parando a la entrada de cada departamento para recibir a bordo a un oficial de Puentes y Caminos que verificará los permisos del conductor y le indicará un itinerario a seguir de forma obligada bajo riesgo de denuncia o sanción. A pesar de su autorización y la presencia a bordo de un funcionario, Amédée recibió más de 75 denuncias por parte de agentes que no comprendían lo que veían. Partió el 9 de octubre y tardó 18 horas en llegar a la capital. Al llegar a París, su coche se integró fácilmente en el pesado tráfico de carruajes tirados por caballos. Su silencioso funcionamiento dejaba a la multitud atónita y sorprendida. En la edición del 17 de octubre de 1875, se pueden leer en “Le Figaro” las siguientes líneas: "Era un coche de vapor que no hacía ruido, se paraba de repente, giraba a derecha e izquierda y sobre sí mismo con una precisión maravillosa. Los caballos y las personas que recorrían la avenida parecían sorprendidos, pero no se asustó ninguno".

El prefecto de policía de París, a pesar de mostrarse en un principio hostil hacia ese tipo de máquina, subió a bordo de "l'Obéissante" y tras pasear por los bulevares parisinos, se bajó encantado. La máquina de Amédée Bollée fue objeto de reconocimiento por la Academia de las Ciencias, que resaltó sus cualidades prácticas, afirmando que teniendo en cuenta algunas mejoras, ese vehículo sería tan fácil de conducir como un coche de caballos. A través de Amédée, nació el concepto de automóvil de uso personal. Esta afirmación se convertiría en realidad con la llegada veinte años después de los motores de combustión interna.



1876 - Bollée, Dalifol y Le Cordier

El éxito de "l'Obéissante" proporcionó a su diseñador una reputación que se confirmó con la llegada de varios pedidos. Un tal Dalifol le ofreció incluso construir un tranvía para la “Compagnie des Omnibus de Paris “. El tranvía debía acomodar a cincuenta pasajeros y sería ensamblado en los talleres de Dalifol siguiendo los planos diseñados por Amédée. En este proyecto, aparecerán nuevas innovaciones como las cuatro ruedas motrices y directrices, la transmisión por árboles transversales a cardan y un sistema que permitía a la máquina salir fuera de los carriles para desviarse y poder evitar un posible obstáculo imprevisto o inesperado. A pesar de todo esto, el tranvía no obtuvo el éxito deseado.



Durante su viaje a París, Amédée Bollée también conoció a Léon Le Cordier. Este deseaba inaugurar una línea de transporte público en Normandía y convenció a Amédée para que le concediera una licencia de explotación de "l'Obéissante". El proyecto finalmente no prosperó, no obstante Le Cordier mantuvo el contacto con Amédée.

1878 – La Mancelle

De vuelta a Le Mans, Amédée volvió a invertir en la construcción de máquinas de vapor. La empresa de fundición de campanas continuaba su producción con éxito, sin embargo poco a poco perdía terreno debido a las proezas técnicas logradas por los tíos y primos que trabajaban en St-Jean de Bray. A pesar de ello, Amédée siguió dedicándose a su nueva pasión.

Atribuyendo el fracaso comercial de "l'Obéissante" a su sobrepeso, Amédée decidió diseñar un nuevo modelo, más ligero y con una carrocería tipo Victoria. A Amédée le llevó cinco años producir su segundo vehículo, que esta vez iba a ser para uso estrictamente privado. Bautizado como “La Mancelle”, el automóvil vió la luz en marzo de 1878. De concepción sencilla, “La Mancelle” pesa 2750 kg y de la misma manera que "l’Obéissante", su caldera se coloca en la parte trasera. El motor se sitúa en la parte delantera del vehículo. Un árbol de transmisión corto, situado debajo del coche, conduce un diferencial a través de engranajes cónicos, lo que confiere movimiento a los semiejes conectados a las ruedas por medio de cadenas. Las ruedas delanteras son independientes, un sistema perfeccionado ya utilizado por Amédée. La suspensión es tan simple como inexistente. Para el suministro de la caldera, se coloca un depósito de agua debajo de los asientos delanteros. Listo para salir a la carretera, Amédée obtiene un permiso para viajar a la ciudad y ver a su primer cliente.

Para obtener su permiso de circulación, Amédée debía presentar su coche a los ingenieros de Puentes y Caminos de la Sarthe, pero el Ministro de Obras Públicas pidió las pruebas oficiales.



Un cliente de renombre: Isaac Koechlin

Isaac Koechlin era un gran industrial de la región de Willer en Alsacia. El 26 de julio de 1878, conoció a Amédée en la Exposición Universal y le encargó un ejemplar de "La Mancelle". Amédée, de vuelta a Le Mans, se puso a trabajar para entregar el vehículo a su cliente en Alsacia el 6 de mayo de 1879. En aquella época, Koechlin pagó 12.000 francos por "La Mancelle". Sin embargo, se olvidó de una cosa muy importante. Al no haber oído hablar de los automóviles antes de su encuentro con "La Mancelle" Isaac Koechlin no era consciente de que se necesitaba una autorización para circular por las carreteras, por lo que además, le pidió a Amédée que le proporcionara una copia de la autorización obtenida de la Prefectura de Le Mans con el fin de obtener una igual en su Prefectura. Una vez con el documento en la mano, Koechlin pudo viajar por las carreteras de Alsacia y de Vosges. Este "La Mancelle" permanecerá más de 20 años en la familia de Isaac Koechlin.

1879 - Société Fondatrice

Le Cordier fundó la "Société Fondatrice" para explotar los automóviles de vapor de Amédée. Mediante un contacto con el agregado en Francia del gobierno austriaco, obtuvo permiso para hacer una demostración ante del emperador Francisco José (François-Joseph). Ese día, Amédée pilotó "La Mancelle" ante la corte y los representantes del país. La demostración fue un éxito y se organizó una gira a nivel nacional. El 12 de junio de 1879 fue fundada en Austria una empresa para construir “La Mancelle” en miniatura. Desgraciadamente y de forma muy rápida, la empresa austriaca rompió el acuerdo con Bollée y La Cordier y vendió los derechos de desarrollo a una empresa alemana liderada por el heredero de una familia de banqueros, Berthold Arons, propietario entre otros de "Gebrüder Arons". Tras esa cesión, se firmó un nuevo acuerdo entre el banco, la empresa de construcción de locomotoras “Wöhlert” y la “Société Fondatrice”. Las pruebas se programaron para septiembre de ese mismo año.

Mientras tanto, Amédée se centra en la construcción de "Marie Anne", un tren de carretera encargado por la “Société Métallurgique de l'Ariège“. La locomotora era una unidad de seis ruedas, de las cuales cuatro eran motrices. Desarrollaba 100 hp y era capaz de tirar de un tren de 80 toneladas. La caldera vertical se encuentra en la parte trasera del motor y acciona los pistones del motor, colocado en la parte delantera. Una serie de árboles de transmisión transversales accionan las ruedas por medio de cadenas. Tras la locomotora, se transporta y almacena el agua y el carbón para el reavituallamiento. Los pasajeros disponían de más espacio, pero el sonido de la máquina era bastante incómodo. El nivel de ruido era tan alto que el conductor, situado delante de la máquina debía utilizar un tubo acústico parecido al de los buques, para comunicarse con el controlador en la parte trasera. Las pruebas, se realizaron en Aix-en-Ariège, en la carretera por la que Amédée debía entregar su máquina. El viaje desde Le Mans transcurrió sin percances, pero fueron necesarias muchas paradas para obtener suministros. Las paradas eran la oportunidad perfecta para los muchos curiosos que acudían para admirar la máquina o verla pasar. Durante el viaje, muchos agricultores abandonaban sus campos para presenciar las maniobras de avituallamiento de "Marie-Anne". En cada aldea, pueblo o ciudad que atravesaban la multitud se agolpaba para acompañar a la máquina durante su trayecto. Cuando llegaron a su destino, Amédée realizó una demostración oficial ante los delegados de los Ministerios de Obras Públicas y de la Guerra, los cuales hicieron un informe muy favorable a sus superiores.



1880

Todavía muy activo, Amédée ve como su compañía crece. Esa bonanza le permite construir una nueva fábrica en unos terrenos adquiridos al lado de la fábrica de la familia. Es en esa nueva ubicación, terminada en febrero de 1880, donde construyó "L'Avant-Courrière", un ómnibus basado en "La Mancelle". Esta máquina de 30 hp fue encargada por la “Compagnie des Eaux de Lacaune“. Antes de ser entregado, este vehículo fue puesto a prueba con éxito en París. Paralelamente, Amédée también construyó "La Nouvelle", un coche de seis plazas inspirado en "La Mancelle" pero altamente mejorado. "La Nouvelle" compitió quince años más tarde en la carrera París-Burdeos-París de 1895.



En agosto, mientras Amédée se mueve en su nueva planta, Le Cordier viaja a Berlín. Quiere preparar las demostraciones ante la Familia Imperial de “La Mancelle” y "l'Elisabeth" (hermana gemela de "Marie-Anne"). La demostración final tuvo tanto éxito que dio lugar a la creación de la “Dampwagen Centralgesellshaft”, empresa encargada de explotar las patentes de Bollée en Alemania. Amédée mantiene sus derechos en Francia y Gran Bretaña.

1881

Tras haber construido otro “La Mancelle” para un cliente alemán, Amédée construyó a final de año un coche ligero carrozado en Break con capacidad para seis pasajeros. Ese coche era para su segundo hermano Auguste. Bautizado como "Le Rapide”, alcanza los 50 km/h de media, incluso a veces se acerca a los 60 km/h. También serian construidos otros dos "Le Rapide”, pero con algunas correcciones que eliminaban pequeñas imperfecciones del primer modelo.



1883 - La caída de la “Société Fondatrice“

Le Cordier tenía problemas. La “Société Fondatrice” atravesaba problemas financieros, y el dinero que debería generar la “Dampwagen Centralgesellshaft” no llegaba. Durante tres años, Le Cordier no recogió beneficios a pesar del éxito de los quince ejemplares de “La Mancelle" construidos en Alemania. El banquero alemán había organizado operaciones además de en su país, también en Austria, Suecia y Rusia, pero con ideas demasiado adelantadas a su tiempo, la euforia conocida durante los primeros meses de funcionamiento se desvaneció rápidamente. Con el tiempo, el éxito se convirtió en un fracaso comercial. Todas las esperanzas se desvanecen y el banquero se arruina. La Compañia “Wölhert”, que realizaba el mantenimiento de los equipos, fue liquidada. La “Dampwagen Centralgesellshaft” también fue disuelta en 1884. Le Cordier lo perdió todo pero gracias a su fortuna personal logró salvar la situación. Gestionó las deudas de la “Société Fondatrice”, que se transformó en la “Société Normande d'électricité”.

Los problemas financieros de Le Cordier, afectaron obviamente, a la pequeña empresa de Amédée Bollée que se encontraba en una situación crítica. Su padre vino de nuevo a su rescate, pero su hermano no estaba de acuerdo. Esa fue la última vez que Amédée recibió apoyo de la empresa familiar para sus negocios con los automóviles. Para calmar el ambiente y prevenir conflictos familiares internos, Ernest-Sylvain decidió ceder completamente la empresa a sus hijos. Amédée heredó la empresa de fundición de campanas que había dirigido hasta entonces. Libre de conflictos familiares y con todos los intereses protegidos, ahora cada uno podrá disfrutar de su trabajo, y las perdidas del negocio de los automóviles podrán ser absorbidas por los beneficios de la empresa familiar. Amédée decide entonces orientarse hacia la construcción de vehículos industriales y construyo un nuevo tractor al que bautizó como "La Julia". Esta máquina iba destinada a un propietario de una cantera de la Sarthe.

1885 - Una merecida jubilación

Amédée Bollée trabaja ahora con su hijo, Amédée Junior. Este último, ahora está muy involucrado en el trabajo de su padre. Tanto, que entre los dos construyen una diligencia para el marqués de Broc, un pedido de 35.000 francos oro (160.000 euros de hoy), una elevada cantidad para la época, sólo al alcance de unos pocos ricos privilegiados. Este vehículo de vapor con 16 asientos, es el primero del mundo en desarrollar una potencia de 50 hp. Tras adquirirlo, el marqués sólo obtendrá un permiso restrictivo para utilizarlo. El documento expedido especifica que sólo puede utilizar su vehículo entre su domicilio principal en la Sarthe y su castillo de Clefs, situado entre Angers y Tours.



Este vehículo será la última realización de Amédée Bollée padre y seguramente el primer vehículo de Amédée Bollée hijo. Desgastado y cansado por sus aventuras automovilísticas, Amédée-Ernest Bollée se ocupa sólo ahora del futuro de su fundición de campanas, y empieza a trabajar con la acústica y los carrillones eléctricos. La pasión se transmite. Amédée junior y su hermano Léon, se aprovecharán de la herencia de su padre y tendrán una exitosa carrera como fabricantes. La tercera hija, Camille, seguirá en el anonimato. Amédée Junior, y especialmente Léon siempre escuchaban a su padre y seguían su consejo y rápidamente abandonaron el vapor por los motores de gasolina.

Desgastado y fatigado por la enfermedad, Amédée Bollée murió el 20 de enero de 1917 a la edad de 73 años. La saga familiar continuaría con Amédée Bollée hijo y su hermano Léon, pero eso es ya otra historia.