En 1953, los argentinos Eugenio Grosovich y Gianfranco Bricci, empezaron a diseñar y construir un “Aerocar” argentino.

Este prototipo experimental con transmisión por hélice en la parte posterior estaba equipado con un motor trasero longitudinal Chevrolet de 6 cilindros refrigerado por agua y podía alcanzar una velocidad máxima de 100 millas por hora. Sus líneas recordaban mucho a un coche Tatra, sobre todo en la parte posterior.

Sus creadores afirmaban que el único aspecto negativo del vehículo era su pobre aceleración hasta las 40 millas por hora.

El periodista Federico Kirbus, que tuvo la oportunidad de manejar este ingenio en su presentación en Buenos Aires, relató que al poner en marcha el motor, se produjo un gran revuelo al empezar a “volar” los sombreros de los hombres y las faldas de las mujeres.

Se sabe que un fabricante de California estuvo interesado en la compra del prototipo con la intención de fabricarlo en serie en los Estados Unidos, no obstante suponemos que el proyecto no llegó a prosperar.