A pesar de que no se trata del primer coche de carreras que se construyó, seguramente es el primer coche que se convirtió en leyenda.

999 era la denominación de una locomotora americana de vapor que el 10 de mayo de 1893 había batido el record mundial de velocidad al alcanzar 112,5 millas por hora (181,1 kilómetros por hora), convirtiéndose en el primer vehículo que superaba las 100 millas por hora (160 kilómetros por hora) de forma autopropulsada.

El Ford 999 fue construido en octubre de 1902 y fue diseñado por Henry Ford. Estaba propulsado por un motor de 4 cilindros en línea, de 18,8 litros que desarrollaba aproximadamente una potencia de entre 70 hp y 100 hp. En la construcción de este coche se invirtieron 5.000 dólares, una suma considerable para la época.

El 25 de octubre de 1902, en el hipódromo “Grosse Pointe” de Michigan, se celebró una carrera de 5 millas (8 kilómetros) conocida como la “Manufacturers Challenge Cup”, algo así como el campeonato de constructores de la época. Barney Oldfield, pilotando el Ford 999 derrotó con autoridad a Alexander Winton, W.C. Bucknam y Charles Shanks. El público aclamó al nuevo héroe por su marca de 5 minutos y 28 segundos, un nuevo record americano.

El Ford 999 original está expuesto en el “Henry Ford Museum“ de Dearborn, Michigan, y existe una réplica que encargó la “Ford Motor Company” en 1966 con motivo de la “World's Fair” que se conserva en el “Motorsports Hall of Fame at America Museum” de Novi, Michigan.

Esta magnífica reproducción a escala realizada por EXOTO consta aproximádamente de 1.800 piezas.