GRADÉ (Lorenzo Gradé) - (1.927)



Un poco de historia

El coche Gradé, es una de tantas iniciativas que hubo en España para fabricar automóviles y que fracasaron por la falta de medios y por la desidia habitual de la Administración Española a la hora de apoyar iniciativas de emprendedores, haciendo buenas las desafortunadas palabras que un día dijo Miguel de Unamuno “que inventen otros”. En 1927 un  mecánico aragonés llamado Lorenzo Gradé fabricó con sus propias manos el prototipo de un singular automóvil, que con el paso del tiempo cayó en el olvido. Con esta humilde aportación pretendo recuperar la memoria histórica de ese hecho.

El 4 de junio de 1927, el periódico Heraldo de Aragón publicaba la noticia de que Lorenzo Gradé Castillo (1896-1982) había sido el primero en construir un coche en Zaragoza. La noticia no era del todo cierta ya que seguramente ese periódico desconocía la existencia de los coches Iberia (ver historia) y Sandoval (ver historia) que habían sido construidos pocos años antes en Zaragoza. También se dijo que Gradé fue el primero en crear un motor de seis cilindros en España. En honor a la verdad, el coche Sandoval fabricado en Zaragoza en 1924 ya estaba equipado con un motor de 6 cilindros. A pesar de todo esto, no hay que quitarle mérito al proyecto de Lorenzo Gradé.

El personaje y sus orígenes

Lorenzo Gradé nació en Zaragoza en 1896. Su padre, Carlos, originario de Ayerbe, era maestro y su madre Pilar provenía de una familia burguesa. El matrimonio tuvo hasta siete hijos y a pesar de que Lorenzo era el mayor de los siete hermanos les sobrevivió a todos. Tras construir su coche, Lorenzo se casó con Pilar Gaya, hija de una acomodada familia, la cual le introdujo en la “alta sociedad” madrileña. El matrimonio no tuvo hijos. Pilar enfermó de cáncer y falleció y Lorenzo entonces entró en una espiral autodestructiva que arrastró el resto de su vida.

El coche Gradé

Lorenzo Gradé fue un niño inquieto y travieso. Muy pronto dio muestras de tener una gran inteligencia para todo lo relacionado con la mecánica. Le fascinaba el automóvil, ese invento que se asomaba cada vez con más fuerza en las calles de las ciudades. Para aliviar un poco la situación en casa, empezó a trabajar como aprendiz en un taller, y aquello le llevó a estudiar lo que verdaderamente le interesaba: química, fundición, motores de explosión, etc… Muy pronto todo aquello no tuvo secretos para él y pensó que podía mejorar lo que ya existía.

En 1927 fabricó su sueño, un coche equipado con un motor de 6 cilindros y 1100 cc con válvulas en cabeza que desarrollaba 7hp y que ofrecía un gran rendimiento porque los cilindros eran muy pequeños.

Lorenzo no tenía dinero para carrozar el coche, así que, cuando decidió llevarlo a Madrid para patentarlo, ató una silla de anea al chasis, se sentó encima y lo condujo él mismo desde Zaragoza hasta el Ministerio de Industria en Madrid. El prototipo se perdió durante la Guerra Civil. Nunca más se supo de él, y tampoco, al parecer, se culminó nunca el proceso de patente.     "Que inventen otros"