BISCUTER 2000 (1984)



Un proyecto que nunca se materializó

El proyecto Biscuter 2000 nació en 1984, con una “cabeza visible” al frente, Juan Andreu Socas, que en su día había sido director comercial de Autonacional, la empresa que había fabricado el antiguo Biscuter.

El Biscuter 2000 era un vehículo que, según sus promotores, nada tendría que ver con el viejo diseño de los años cincuenta. Iba dirigido a “personas jóvenes para solaz y seguridad en sus desplazamientos, a profesionales libres, amas de casa, personas de la tercera edad y minusválidos”.

El proyecto del Biscuter 2000 contemplaba tres motorizaciones diferentes. Una de 49 cc de dos tiempos y un cilindro, que podría alcanzar una velocidad máxima de 50 Km/h., con un consumo medio de 2,6 litros a los 100 Kms. Esa versión estaría admitida en todos los países de la CEE para que pudiera ser conducida sin carné.

La segunda versión estaría equipada con un motor de 250 cc, cuatro velocidades y marcha atrás y su velocidad máxima sería de 110 Km/h. consumiendo 3,1 litros.

La tercera versión, estaría equipada con un motor diesel de 359 cc, con una velocidad máxima de 75 Km/h. y un consumo de gasóleo de 1,8 litros.

Las medidas previstas del vehículo eran de 1,4 metros de ancho por 2,2 metros de largo, lo que le permitiría aparcar “de frente”, una altura de 1,3 metros, dos o tres plazas, y un peso en vacío de 210 a 260 Kg., según motor.

Se presentaba como descapotable con una lona desmontable, aunque opcionalmente se le podía dotar de puertas rígidas con apertura en forma de alas de gaviota.

Sus promotores también afirmaban que se estudiaba la posibilidad de que la alimentación de las luces se obtuviera mediante energía solar.

El proyecto, especificaba que el precio base de ese vehículo rondaría las 350.000 pesetas y que la producción sería de 24.000 unidades al año, aunque según los promotores, el mercado podría absorber más de 30.000 vehículos anuales.


El 13 de octubre de 1985, el parlamentario onubense Antonio del Valle definió como un “bluff” la anunciada construcción de la factoría Biscúter en La Palma del Condado (Huelva), responsabilizando al alcalde de esta población, el Sr. Francisco Reyes, de hacer "apología" del proyecto a través de la institución que presidía. Antonio del Valle expresó sus dudas tanto sobre la viabilidad del proyecto  como sobre el promotor, Juan Andreu Socas, de quien dijo estaba pendiente de un juicio ante los tribunales de Valencia por, la quiebra de la empresa Lioprasa, de la que era presidente. El parlamentario se refirió a la respuesta ofrecida por el consejero de Industria del Gobierno andaluz, en el sentido de que la Junta de Andalucía no apoyaría la iniciativa por no existir estudios de mercado y de financiación serios.

Del Valle hizo hincapié en el aspecto financiero del proyecto para denunciar el poco convencional sistema de financiación que se utilizaba y que consistía en la suscripción popular de acciones, de 25.000 pesetas cada una.


Sea como fuere, no parece muy serio un proyecto cuya financiación estaba basada en la suscripción popular de acciones de 25.000 pesetas cada una (básicamente de los vecinos de La Palma del Condado, un pueblecito de Huelva, en donde se pretendía construir la factoría).

La noticia de que los promotores tenían la intención de construir el coche en esa localidad, apoyados por el alcalde, que les había cedido “con condiciones” unos terrenos municipales para la construcción de la factoría, fue una bocanada de aire fresco para una localidad en clara depresión económica, ya que podía representar la creación a medio plazo de 200 puestos de trabajo. El problema fue que casi 400 vecinos acudieron a la suscripción popular de acciones y el proyecto nunca se materializó.

Se empezó la casa por el tejado, ya que se hablaba de construir una fábrica cuando todavía no existía ni tan solo el prototipo del Biscuter 2000, que según sus promotores hacerlo costaría unos 60 millones de pesetas.