AERO STEVINSON (Harry Stevinson) (1933)



Esta es la historia de un capricho, el capricho de Harry Stevinson, un canadiense con talento, natural de Bashaw, Alberta, que tras cursar estudios universitarios acabó diseñando cajas negras para los aviones, pero que antes, en su Canadá natal, ya demostró de lo que era capaz, simplemente, por seguir una moda.

En 1927, con 11 años, Harry Stevinson ya conducía el coche de la familia por las Montañas Rocosas canadienses (Canadian Rockies), que en los años 1920 eran un poco más que caminos de cabra montañesa, porque él era mejor conduciendo que su padre.

En 1933, con 17 años, Harry consiguió su primer Ford T. Recordemos que aquella era una época en la que los aeroplanos y la aerodinámica estaban de moda, incluso las tostadoras y los escritorios eran aerodinamizados. Tanto era así, que el talentoso Harry Stevinson, mecánico autodidacta, puso su talento a trabajar para fabricar un coche aerodinámico único, basándose en su Ford T.

Sobre el bastidor desnudo del coche, Harry construyó una carrocería de madera con un perfil estrecho y liso, cola aerodinámica y ventanas pequeñas, capaz de albergar a 4 personas (2 delante y 2 detrás). Mejoró el motor de 4 cilindros, potenciandolo de 20 hp a 23 hp, luego montó una transmisión Chevrolet acoplada detrás de la unidad estándar de Ford. Esto supuso siete marchas hacia adelante y cinco marchas al revés. Con este sistema de engranajes, el coche llegaba a alcanzar 70 asombrosas millas por hora (113 Km/h). Recordemos que el Ford T alcanzaba 45 millas por hora (72 Km/h). No contento con esto, mejoró la calidad y eficiencia del combustible de 25 mpg a 38 mpg. Coste total del coche... 23 dólares.

Harry condujo su creación durante varios años, hasta que vendió el coche. Lamentablemente el nuevo propietario tuvo un accidente y empotró el coche contra una fría e implacable locomotora. El conductor sobrevivió, pero el coche perdió su naríz y su cola. Este fue el desafortunado final de un coche notable.